Las conclusiones de un nuevo estudio apuntan a la potenciación de la función pulmonar como estrategia para prevenir la fragilidad. Científicos de diversos centros chinos han identificado tres parámetros relativos a la función ventilatoria, que se correlacionan inversamente con la fragilidad propia del envejecimiento. Estos parámetros son el volumen forzado espirado en un segundo (FEV1), la proporción entre el FEV1 y la capacidad vital forzada (FEV1/FVC), así como el máximo de flujo espiratorio. En contraste, la FVC por sí sola no mostró ninguna asociación. Rui Li, investigador de la Universidad Xi´an Jiaotong y codirector del estudio, afirma que, a diferencia de estudios previos que habían reportado la existencia de una asociación similar a la ahora descrita, el actual se distingue por proporcionar una relación causal, ya que se trata de un análisis de aleatorización mendeliana. Este diseño ha sido ampliamente utilizado para inferir la etiología en el ámbito de la epidemiología, por su capacidad de reducir la influencia de potenciales factores confundidores, asegura Li. Los actuales hallazgos serían consistentes con la reportada prevalencia de la fragilidad, que es dos veces mayor en personas con enfermedad pulmonar obstructiva crónica. El científico subraya la relevancia de los parámetros ventilatorios ahora examinados aludiendo a un estudio previo en el que la correlación inversa entre FEV1 y fragilidad se mantuvo, independientemente de la presencia de enfermedades respiratorias. Li señala que, dado que la rehabilitación pulmonar mediante ejercicio físico mejora la sarcopenia y otros síntomas asociados a la fragilidad, esta intervención podría ser recomendable para prevenirla o mitigarla. No obstante, las alteraciones tanto en la fragilidad como en la función pulmonar a lo largo del tiempo imponen la necesidad de estudios longitudinales, con el objetivo de confirmar los actuales resultados, concluye el investigador.
